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¿Sabías qué?: El 26 de agosto es el Día Internacional del actor y la actriz

El 26 de agosto se conmemora el “Día internacional del actor y la actriz” en homenaje a San Ginés de Roma. Según los relatos que han llegado hasta la actualidad, Ginés fue actor y mimo hacia el siglo III d.C y durante una representación ante el emperador Diocleciano (284-305 d. C.), en la que se burlaba de los sacramentos cristianos, al llegar a la escena del bautismo proclamó públicamente que estaba realmente convirtiéndose al cristianismo. Esta inesperada revelación provocó la ira del emperador, quien consideraba a esta nueva fe como una amenaza al orden imperial y había generado edictos para eliminar el culto cristiano iniciando la denominada “Gran persecución”, acusandolo de blasfemia y condenado a tortura y decapitación.

Pasarían siglos hasta que Félix Lope de Vega (1562 -1635), escritor y dramaturgo español en 1621 escribiera la obra “Lo fingido verdadero”, en donde recrea a modo de un drama histórico el contexto de la conversión de Ginés como también su posterior persecución y acoso, valorando su valentía y convicción por su oficio como también por la nueva fe adquirida. Estos antecedentes fueron construyendo el relato de su vida para la posteridad, siendo consagrado como santo y mártir del cristianismo, como también patrono de los actores.

En ese lejano horizonte temporal romano de Ginés, la valoración social de quienes se desempeñan en el medio artístico de la actuación y la interpretación escénica era bastante exigua y menospreciada. Pese a que los orígenes del teatro se pueden encontrar en la cultura griega hacia el siglo V a.C., en donde aparecen las primeras representaciones en honor a los dioses clásicos y posteriormente escritores como Sófocles, Esquilo, Eurípides y Aristófanes crearon la tragedia y la comedia generando arquetipos más que personajes, destacando en ellos las virtudes que cada debía aspirar. Para los romanos el teatro era un espacio de crítica y burla, idóneo para visibilizar conductas impropias de las clases dirigentes, quienes consideraban a su vez a los actores, como una profesión infame, al igual que los gladiadores, los músicos, las bailarinas y las prostitutas.

Valoración, reconocimiento e incorporación de las mujeres: Inicios de la actuación moderna.

No será sino hasta el Renacimiento italiano hacia el siglo XV y la aparición del género teatral de la Commedia dell’ Arte, caracterizado por su aguda crítica social y la creación de personajes arquetípicos, cuando se inicia una verdadera revalorización de la figura del actor. Para la actuación, la Commedia innovaría requiriendo de los intérpretes el desarrollo de la improvisación y expresividad, basada en la pantomima y complementada por el uso de máscaras. Estas representaciones se realizaban en escenarios populares y callejeros, donde además se incorporaba la música como complemento narrativo.

Asimismo, por primera vez contratos de trabajo para una compañía de actores y con ello su reconocimiento legal, lo que inicia el reconocimiento del oficio del actor como una disciplina artística. De modo paralelo, las normas culturales y patriarcales que indican a las mujeres, especialmente en ámbito cortesano y aristocrático, a aprender labores “femeninas”, como la música, poesía, canto y artes decorativas, sentaron las bases de que estos conocimientos y sensibilidad pudieran integrarse a la interpretación escénica y logrando representar  de manera natural los papeles femeninos. El impacto cultural y creativo de la Commedia dell’ Arte no sólo se limitó a Italia, influenciando a Shakespeare (1564-1616) en Inglaterra y a Moliere (1622-1673) en Francia, sentando las bases del teatro moderno y marcará un antes y un después en la profesionalización de la actuación.

Inicios del siglo XX: técnica, método y profesionalización de la actuación.

El siglo XX trajo consigo profundos cambios en la forma de hacer teatro y en la comprensión de la actuación, consolidándose como una verdadera profesión. En Alemania, Bertolt Brecht (1898-1956) retomó elementos de la crítica social de la Commedia dell’arte italiana para proponer el teatro como una experiencia transformadora. En su visión, el actor debía ser un intérprete reflexivo, capaz de apropiarse del personaje y conmover al espectador desde una perspectiva crítica.

Paralelamente, el director ruso Konstantin Stanislavski (1863-1938) desarrolló un método realista basado en la memoria emocional del intérprete, lo que dio lugar a una actuación psicológicamente profunda y altamente expresiva. La expansión del cine abrió nuevas posibilidades para la interpretación. El escenario fue reemplazado por el celuloide, la dramaturgia por el guión, y se extendió el uso de “El método” del polaco-estadounidense Lee Strasberg (1901-1982). Inspirado en Stanislavski, Strasberg junto al actor Harold Clurman, la productora de teatro Cheryl Crawford, y los directores Elia Kazan y Robert Lewis, crearon el “Group Theater”, precedente el “Actor’s Studio”, en donde expande las enseñanzas de Stanislavski profundizando en los sistema de ejercicios y aprendizaje de herramientas prácticas por actores (la relajación, la concentración y el trabajo con la memoria afectiva) para comprender y crear personajes.

En Chile, el auge del Teatro Universitario entre 1930 y 1971 renovó la actividad teatral local, aplicando y adaptando estos métodos provenientes de Europa y Estados Unidos. Este proceso permitió profesionalizar el quehacer teatral y desarrollar nuevas temáticas nacionales, que abarcan desde el drama social y el teatro psicológico, hasta la comedia criollista y el rescate de lo folclórico. Destacan en este contexto la fundación del Teatro Experimental de la Universidad de Chile (1941), el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica (1943), el Teatro de la Universidad Técnica del Estado (Teknos, 1958), el Teatro de la Universidad de Antofagasta (1962) y el Teatro de la Universidad de Concepción (TUC, 1945), todos ellos espacios fundamentales para la formación de actores y actrices a nivel nacional.