Marta Elena Blanco Vidal, una periodista y escritora sin pelos en la lengua

Solía decir que “en Chile es feo pensar. Es de mal gusto hacerlo y mucha gente no ejerce el pensamiento”

Marta Blanco falleció este martes a los 82 años debido a problemas respiratorios. La escritora y periodista que conjugó memoria y ficción se consideraba a sí misma como “self made” y reconocía que no terminó sus estudios secundarios.

Aun así, esta diestra narradora dueña de un estilo cuidado y de gran economía lingüística, fue una destacada periodista que trabajó en El Mercurio y en la revista Paula, que en los años 80 fue designada directora del canal de televisión de la Universidad de Chile, y más tarde fue agregada cultural de la Embajada de Chile en Francia. Desde mediados de los años 90 dirigió talleres literarios y se integró como profesora en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica.

Entre sus actividades en el campo literario participó como Jurado en varios concursos, entre ellos y en varias oportunidades en el Premio Revista de Libros de El Mercurio, y en 2001 presidió el del Premio Municipal de Literatura de Santiago, destacando a autores de la talla de Adolfo Couve, Mauricio Wacquez, Roberto Bolaño, Luis Rivano, Félix Schwartzmann, Mauricio Electorat y Gonzalo Contreras.

Para algunos de sus críticos, la escritora era” soberbia, confrontacional y de una erudición rayana en el exhibicionismo intelectual”, y respecto de estas opiniones, ella afirmaba que “son epítetos normales en un país donde la mujer está muy constreñida para expresarse cuando no pertenece a un dogma exclusivo, sino a la curiosidad, al arbitrio de la inteligencia, y saca sus conclusiones, no es dogmáticamente religiosa ni política. Entonces, unos te definen como un ser perverso; otros, como encantadora.”

Su obra literaria ha sido considerada como “precisa, breve pero intensa”, y está dentro de las poquísimas mujeres que dieron vida a la Generación del 50 en las letras de Chile. Junto con Elisa Serrana, Mercedes Valdivieso y pocas más, Marta Blanco asume sus propios caminos de búsqueda, poniendo el acento en esa realidad no vista por la mirada masculina, donde conviven, muchas veces en tensión, la intimidad de la mujer y el rol cada vez más activo que cumple en la sociedad.

En sus cuatro novelas y sus numerosos cuentos y narraciones, las mujeres en Chile son el tema presente en distintos registros y modos, así como también la sociedad chilena, el amor, la muerte, la enfermedad, la “tensión del poder entre los sexos en una sociedad que lentamente ha avanzado desde un conservadurismo pacato a un destape todavía lleno de dobles estándares”.

“La Generación de las Hojas”, su primera novela publicada en 1965 retrata de modo directo y efectivo, sin más pretensiones que las de ser un texto honesto, parte de la vida de Pilar, la protagonista, una mujer joven, burguesa, sometida a todo el tedio y las restricciones de la sociedad chilena de esos años. Una mujer que va viviendo al ritmo de los cánones de esa sociedad, mujer que posee una conciencia crítica con la que va descubriendo que algo no está tan bien como debiera.

Luego de su primera novela publicó dos libros de cuentos, “Todo es mentira” en 1974 y “Para la mano izquierda” en 1990, exhibiendo una destreza narrativa, un estilo cuidado y economía lingüística, que serían sus rasgos característicos.

Su segunda novela “Maradentro” publicada en 1997, es un texto inclasificable, al punto de que un crítico ha sostenido que Blanco inventó un género propio, el poema -cuento -ensayo, imposible de categorizar, de belleza amasadora y elegíaca, con una densidad y fuerza estilísticas que convierten la obra -una contenida y lírica evocación del hijo fallecido- en una experiencia vital y sobrecogedora. Cruzando la narración con imágenes sutiles y expresivas, la autora entregó un relato inspirado en la muerte de su hijo Jorge, ocurrida en 1985. Se trata de un pequeño libro de apenas 121 páginas, en que la partida del hijo se transforma en una alegoría impecable de los vaivenes de vida y muerte. Sobre esta obra la autora afirmó que “no lo escribí como catarsis. No, entonces yo no podía hacer nada. Pero en la propia vida está incrustada la muerte y corresponde a un escritor reflexionar sobre ello”.

Su tercera novela, “La emperrada” del año 2001, está inspirada en la historia de Constanza de Nordenflycht, la poco conocida amante de Diego Portales. Se trata de otra novela de gran calidad, y en sus 190 páginas se desliza la figura de la amante del organizador de la república conservadora, y madre de sus tres hijos, cuya figura ha sido reducida a una especie de imperceptible sombra por la gran Historia nacional. Y aunque obtuvo éxito de crítica unánime, y fue considerada como del mismo valor que su anterior entrega, la obra no corrió con la misma apreciación del público lector.

Con “Memoria de Ballenas” del año 2009, obra que recibió el premio del Círculo de Críticos de Arte, esta escritora, que se declaraba admiradora de Benjamín Vicuña Mackenna y de todos los grandes cronistas del país, cruzó leyendas y memorias, con personajes como Juan Fernández o Francis Drake, a través de la historia de una abuela que narra sus antepasados a su nieta. “Las grandes contadoras en las familias siempre han sido las mujeres”, dijo entonces.

Al momento de su fallecimiento, Marta Blanco colaboraba con el medio digital El Periodista desde hace ya varios años y su director Francisco Martorell lamentó la partida de la escritora recalcando sus cualidades de escritura y análisis. “Nos regaló sus letras, pero sobre todo su amistad, cariño e inteligencia”, expresó.

En la última columna que escribió en el medio digital, sobre el estallido social en el país, la escritora afirmaba que “Chile desdeña el trabajo de la cabeza y tenemos a honor aburrirnos como una manera de vivir.”

La Biblioteca Nicomedes Guzmán se suma al pesar por su muerte e invita a leer su última novela, “Memoria de ballenas” en la Biblioteca Pública Digital en https://www.bpdigital.cl/info/00014113