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Ha muerto el papa Francisco: Cómo será el funeral y elección de un nuevo papa

El sumo pontífice tenía 88 años e hizo su última aparición pública el día domingo de Semana Santa.

El 21 de abril a las 7:35, hora local de Roma, falleció en el Vaticano el papa Francisco a los 88 años de edad. Su última aparición pública fue tan solo horas antes en una misa de Domingo de Resurrección, en donde el maestro de ceremonias debió leer su discurso ya que padecía de dificultades respiratorias que ya lo habían tenido hospitalizado previamente.

De nombre Jorge Mario Bergoglio, nació en 1936 en Buenos Aires, Argentina. En 1969 se ordenó como sacerdote jesuita, enfocándose en el trabajo con los sectores menos privilegiados de la sociedad. Tras ser nombrado cardenal en 2001 por el entonces papa Juan Pablo II, Bergoglio participó del conclave de 2013 tras la inédita renuncia del Papa Benedicto XVI. Así, se transformó en papa y adoptó el nombre Francisco en honor a San Francisco de Asís, santo reconocido por su humildad y austeridad, reforzando una vez más su compromiso con los más necesitados.

Francisco fue el primer latinoamericano y jesuita en liderar la iglesia católica y su gestión se caracterizó por un tono más progresista que sus antecesores. Mantuvo reuniones con líderes de otras religiones, se abrió a las uniones civiles entre parejas homosexuales, y se comprometió a combatir los abusos sexuales al interior de la iglesia, aunque también enfrentó críticas por defender a obispos acusados de pedofilia.

En 2018 viajó a Chile como parte de una gira por la región. En nuestra comuna, se reunió con la presidenta Michelle Bachelet en La Moneda y encabezó una misa multitudinaria en Parque O’Higgins con 400 mil asistentes, además de visitar Temuco e Iquique.

Funeral del papa

Tras la muerte de un papa, se realiza un proceso tradicional que incluye el funeral y la elección de su sucesor. Sin embargo, Francisco realizó modificaciones a este rito en una edición hecha en noviembre de 2024 al libro litúrgico Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, con el propósito de simplificarlo.

En primera instancia, el camarlengo debe confirmar la muerte del papa dando tres golpecitos con su martillo en la frente y llamándolo por su nombre secular tres veces. Esto se realizaba en el lugar de su muerte, pero ahora se hace en su capilla privada. En esta etapa también se destruyen el anillo del pescador y el sello papal, símbolos personales del papa fallecido.

El cuerpo es posteriormente introducido en un único ataúd de madera e interior de zinc y trasladado a la basílica vaticana para ser expuesto a los fieles, eliminando los tres ataúdes distintos que se usaban anteriormente y el paso por el Palacio Apostólico. Anteriormente, esta etapa se realizaba sobre un catafalco, una estructura donde el cuerpo se exhibía levantado y con sus vestiduras y báculo.

Finalmente, una vez sellado el féretro, el cuerpo será llevado a su lugar de entierro. Aunque tradicionalmente los papas son sepultados en la basílica vaticana, Francisco lo modificó y pidió expresamente ser enterrado fuera de esta. Así, el lugar escogido en esta ocasión será la basílica Santa María la Mayor, una de las cuatro mayores del Vaticano, en donde solicitó una tumba sencilla y en la tierra con “Franciscus” cómo única inscripción.

Elección de un nuevo papa

Tras los nueve días de duelo oficial se convoca a un conclave para escoger a un sucesor. El periodo entre la muerte del papa y la asunción de uno nuevo se considera Sede Vacante y la iglesia es gobernada por el Colegio Cardenalicio.

El conclave se realiza a puertas cerradas y participan los miembros del Colegio Cardenalicio que tengan menos de 80 años. Aislados de influencias externas, los cardenales deben escoger por una mayoría de dos tercios al nuevo papa, que debe ser un varón católico bautizado. Aunque tradicionalmente se escogen cardenales, esto no es un requisito rígido.

Las votaciones se realizan con papeletas secretas que son quemadas al final de cada ronda. Si no se alcanza la mayoría, se queman con un químico que emite humo negro para señalar que no hay decisión. Luego de tres días de elecciones, los cardenales pueden escoger recurrir a una mayoría simple.

Una vez se escoge al nuevo papa, las papeletas se queman sin químicos para anunciar con humo blanco de la chimenea la conclusión de la elección. Al ganador se le pregunta si acepta el cargo y, de ser así, cuál será su nombre papal para que uno de los cardenales finalmente haga el anuncio oficial con la tradicional frase “habemus papam”.