El colegio más antiguo de la república celebra 212 años de vida

Hoy conmemoramos la fundación del Instituto Nacional, una institución emblemática en la historia republicana de Chile, fundado el 10 de agosto de 1813. Creado en los albores de la Independencia, en un contexto de profunda crisis educativa, el Instituto nació con la misión de formar ciudadanos para la patria.
“Todos los problemas son problemas de educación”. Esta frase, pronunciada por Domingo Faustino Sarmiento, pedagogo, escritor y presidente de Argentina entre 1868 y 1874, resalta la importancia fundamental de la educación en la construcción de una sociedad. Esta afirmación sigue vigente hoy, en tiempos donde la educación es un tema central en la agenda pública de muchos países, incluidos Chile.
La preocupación por la calidad de la educación en Chile comenzó en los tiempos de la independencia, cuando los líderes e intelectuales soñaron con la sociedad que querían construir. En este contexto, el positivismo, como corriente filosófica y científica, jugó un papel clave en la creación de una nueva visión educativa durante el siglo XIX. Influenciados por el pensamiento ilustrado, la fe en el conocimiento y la ciencia, la educación pasó a ser vista como la base fundamental para el progreso social.
Durante la colonia, la educación en Chile estuvo bajo el alero de la Iglesia, especialmente a través de las congregaciones religiosas. El Convictorio de San Carlos, fundado en 1681 por los jesuitas, fue uno de los principales centros educativos del país y el antecedente más antiguo del Instituto Nacional. Sin embargo, la expulsión de los jesuitas en 1767 agravó la situación, dejando un vacío educativo. Además, la Universidad de San Felipe ya enfrentaba una crisis, con solo 16 alumnos en 1810.
Frente a este escenario, Juan Egaña, Manuel de Salas y Camilo Henríquez, por llamado de José Miguel Carrera, impulsaron la creación de un nuevo sistema educativo. Así, el 10 de agosto de 1813, mientras José Miguel Carrera luchaba por la Independencia en el sur del país, se fundó el Instituto Nacional, con el objetivo de formar líderes republicanos y reemplazar la educación colonial por una más moderna y accesible para todos: «Se establecerá en la república un gran Instituto Nacional para las ciencias, artes, oficios, (…) que den actividad, vigor y salud, y cuanto pueda formar el carácter físico y moral del ciudadano».
Instalado en sus inicios en la Calle Catedral, su creación no solo significó la fundación de una escuela secundaria, sino también el inicio de un sistema educativo fiscal que, por primera vez, estaría al alcance de los jóvenes sin importar su origen social o condición económica. El Instituto Nacional fue, desde su origen, un establecimiento clave para formar a los ciudadanos que serían responsables de la construcción de la república. De hecho, en su reglamento original, se establecía que el Instituto debía ser responsable de formar a aquellos que defenderían y dirigirían la patria.
En 1850, se traslada a un edificio de dos niveles en calle San Diego, donde, con el tiempo, se construiría su actual inmueble. Con esta nueva sede, el Instituto fortaleció su prestigio, ofreciendo una biblioteca de calidad y gabinetes científicos que fueron clave en la formación de destacados científicos y pensadores chilenos. Además, el Instituto Nacional sirvió como un centro educativo de referencia para toda la nación, recibiendo estudiantes de diversas regiones que aspiraban a continuar sus estudios en la Universidad de Chile.
A lo largo del siglo XX, el Instituto Nacional continuó siendo sinónimo de calidad educativa, abriéndose a sectores sociales más amplios. En sus más de 200 años de historia, ha formado a 18 Presidentes de la República y a numerosos premios nacionales en áreas como arte, literatura, periodismo, historia y medicina, entre otros.