Diálogo y respeto entra las culturas son prioridad en el Día Mundial de la Diversidad Cultural 2025

Hace 23 años, en 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas acogió la propuesta de UNESCO para celebrar cada 21 de mayo, el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, con la finalidad de reconocer y respetar la pluralidad de expresiones culturales como fundamento del desarrollo integral en las sociedades actuales. 

En su declaración inicial, la UNESCO definió que la diversidad cultural incluye cosas como los idiomas, las tradiciones, las costumbres, las creencias, el arte, la música y la comida, entre otras. A partir de esa idea, muchos países, incluyendo Chile, han creado acuerdos y normas para proteger y fomentar esta diversidad. Estos acuerdos, que Chile ha aceptado, implican compromisos que se reflejan en leyes y políticas públicas para avanzar en este tema.

La expresión territorial, local y barrial de esta celebración cobra especial importancia cada vez que permite una vinculación directa con las personas. El componente gastronómico como parte de la diversidad cultural, es la forma más elocuente de vínculo y de huella cultural. Desde allí es posible rastrear historias, fusiones y tradiciones culinarias, que van conformando las identidades culturales y las prácticas sociales de cada comunidad. Así mismo y lo más destacable, la mesa es desde siempre, un lugar de encuentro, interlocución y dialogo.

La UNESCO declaró a la gastronomía mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad porque representa una mezcla de culturas: combina raíces indígenas con influencias europeas, africanas y asiáticas. Esta combinación enriquece la identidad del país a través de la comida y también ayuda a crear diálogo y entendimiento entre diferentes comunidades. En Chile ocurre algo parecido, se reconoce y valora cada vez más la mezcla de influencias en su cocina, desde las raíces indígenas y españolas, pasando por la influencia europea (especialmente francesa), hasta la incorporación de ingredientes y técnicas traídas por personas migrantes en la actualidad.

En la comuna de Santiago, destaca la experiencia del barrio Franklin como oferta gastronómica amplia y diversa, que contempla cocina chilena con una variedad de cocina de autor y ancestral, que conviven con picadas tradicionales de “sangucherías”, cocina de mercado, pescado frito y oferta de cocina internacional. Destacan además en el barrio, iniciativas productivas de charcutería artesanal, destilería y chocolatería que forman parte de un espacio de innovación y colaboración, que busca desarrollar productos con identidad nacional. 

En un mundo globalizado y polarizado, la gastronomía evoca el sentido más humano y ancestral del encuentro, la conversación, la convivencia y el dialogo alrededor de una mesa.  Permite reconocer y celebrar el legado cultural de quienes mantienen las recetas y productos ancestrales, junto con valorar las nuevas expresiones de fusión a través de la cocina. 

Con la celebración del Día de la Diversidad Cultural se busca valorar la pluralidad como fundamento para el desarrollo sostenible y la paz.