Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía

Más allá del clima, la desertificación es también un fenómeno cultural que exige cambios en la forma de habitar, producir y relacionarnos con la tierra.

Cada 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una efeméride establecida por Naciones Unidas en 1994 para concientizar sobre la degradación de tierras y la escasez hídrica. En 2025, bajo el lema “Unidos por la Tierra. Nuestro legado. Nuestro futuro”, Chile se suma a este llamado global, resaltando tanto el contexto internacional como la realidad local en la Región Metropolitana y el país. La jornada busca sensibilizar a gobiernos, organizaciones y ciudadanía sobre la urgente necesidad de proteger nuestros suelos y agua frente a la desertificación.

A nivel global, la desertificación y la sequía avanzan a un ritmo alarmante. Se estima que hasta un 40 % de las tierras del planeta ya están degradadas, afectando la producción de alimentos, la biodiversidad y exacerbando la crisis climática. Cada año, desaparecen más de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil por prácticas insostenibles. De continuar esta tendencia, para 2050 tres cuartas partes de la población mundial podrían enfrentar problemas de sequía severa.

Organismos internacionales como la ONU, FAO y PNUMA advierten que la degradación afecta desproporcionadamente a comunidades rurales y pobres, amenazando medios de vida y provocando migraciones. Sin embargo, también insisten en que revertir el daño es posible y que la restauración de suelos y bosques está al alcance de todas las comunidades. “No hace falta ser un científico para restaurar la tierra”, afirma Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD).

En Chile, los efectos de la desertificación y la sequía son tangibles. Tras 13 años de mega sequía, en 2022 se evaluó la posibilidad de racionamiento de agua para 8,5 millones de habitantes de Santiago. Hoy, más de la mitad del país sufre sequía en distintos grados, y un cuarto enfrenta desertificación progresiva. Regiones como Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins presentan disminución de lluvias, pérdida de cobertura vegetal y suelos erosionados.

Según datos de la CONAF, el 23 % del territorio nacional está en estado de desertificación y un 53 % en condición de sequía. Este fenómeno impacta no solo al medio ambiente, sino también a la economía.

Frente a este panorama, se han desplegado políticas públicas como el Programa de Acción Nacional contra la Desertificación (PANCD) y la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (ENCCRV), lideradas por el Ministerio del Medio Ambiente, el Ministerio de Agricultura y CONAF. Programas como Siembra por Chile y +Bosques apoyan la restauración ecológica, trabajando con comunidades en la recuperación de suelos y bosques nativos.

En la Región Metropolitana, ya se implementan Consejos de Cuenca y Estrategias Hídricas Locales en más de 30 comunas, con apoyo del Gobierno Regional, para promover la gobernanza del agua desde una perspectiva participativa y territorial.

Este 17 de junio también es una invitación a la acción. Como señala Ximena Ruz, directora de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, “abordar el desafío requiere una participación multisectorial, con foco territorial y una nueva institucionalidad hídrica”. Cada persona puede aportar: usar el agua de forma consciente, proteger la vegetación nativa o participar en iniciativas comunitarias. Desde el mundo cultural, las agrupaciones locales juegan un rol clave en la recuperación de saberes y prácticas ancestrales que promuevan una nueva relación con la tierra.