Blanche de Beaulieu: la tragedia romántica que recuerda a Romeo y Julieta

De entre la vasta colección de pinturas que están en la pinacoteca del Palacio Cousiño, se encuentra Blanche de Beaulieu (1832) del reconocido artista francés, Raymond Quinsac de Monvoisin. La obra de óleo sobre tela llegó a las manos de Luis Cousiño después de que su padre, Matías Cousiño, comprara la obra en un remate y se la heredara.

Monvoisin se hizo reconocido en Chile por sus retratos —como el de Andrés Bello que, actualmente, figura en el billete de veinte mil pesos— y por su labor académica en el ámbito artístico. Sus trabajos destacan por su enfoque histórico, religioso, mitológico y, en ocasiones, literario. En el caso de Blanche de Beaulieu, Monvoisin retrató una escena de la novela homónima de Alexandre Dumas publicada en 1826. Una historia trágica pero romántica ambientada en 1793 en medio de la Revolución Francesa, con un dramatismo que puede recordar a historias como Romeo y Julieta.
La novela de Dumas narra el encuentro entre el general revolucionario Marceau y la joven noble Blanca de Beaulieu, cuyas vidas se entrelazan cuando ella, disfrazada de hombre para sobrevivir, es capturada por él en medio de una revuelta.
Blanca, al haber sido criada por el marqués de Beaulieu —su padre y líder de una facción insurrecta—, su educación se centró en política y ejercicios militares destinados a los hombres, como cabalgar a caballo. Por su habilidad y preocupación por su padre, Blanca asiste a las batallas junto a él, pero con la precaución de hacerlo de hombre, para que no la reconozcan y maten. Esta suerte de pasar desapercibida acaba cuando Marceau descubre su verdadera identidad. Sin embargo, lejos de arremeter contra ella, se termina enamorando por su belleza y valentía, amor que le es correspondido por Blanca.
A pesar del amor naciente entre ambos, los conflictos políticos obstaculizan su camino. Blanca sigue siendo hija de uno de los principales enemigos de la rebelión, por lo que su vida peligra si continúa encerrada en el calabozo. Es por ello que el general Marceau, a pesar de la lealtad a su bando, decide ayudar a Blanca a escapar y a esconderse en la casa de su madre, viviendo durante un corto periodo de tiempo su amor juvenil.
«—Oh! prometedme — continuó — prometedme si muero lejos de vos… Blanca, siempre el presentimiento de una existencia corta… prometedme que mi recuerdo ocupará un lugar algunas veces en vuestra memoria, mi nombre en vuestros lábios; aunque no sea más que en sueños: por mi parte yo os juro, Blanca, que si entre mi vida y mi muerte media el tiempo suficiente para pronunciar un nombre, uno solo, ese será el vuestro.»
Blanca de Beaulieu, 1856, p. 55.
Pero el destino no tenía previsto la paz sobre ellos porque Delmar, otro revolucionario, descubre el escondite de Blanca, capturándola y llevándola a un destino fatal: una condena de muerte. En medio de la desesperación, Marceau hará lo imposible por liberar a Blanca, viajando a París para encontrarse con Maximilien Robespierre, una figura clave de la Revolución Francesa que puede cambiar el destino de Blanca.
Raymond Monvoisin representó en su obra el segundo encarcelamiento de Blanca, retratándola con el vestido blanco que le obsequió la familia de Marceau y sosteniendo entre sus manos una rosa roja, regalo que el propio Marceau le entregó antes de su captura.
Cabe recordar que, esta y otra obra, Aristómene (1824), fueron seleccionadas para ser exhibidas este año en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la exposición organizada y curada por el equipo de dicho museo: “Episodio Monvoisin”, muestra que reunió centenares de pinturas del artista francés.
Blanche Beaulieu ya se encuentra en el Palacio Cousiño, en el lugar original esperando ser admirada por quienes vayan a recorrer este bello edificio patrimonial en la comuna de Santiago.
