212 años de la Biblioteca Nacional: Aniversario del Palacio de los libros

El 19 de agosto de 1813, hace 212 años, se publicó en El Monitor Araucano, el decreto proclama de fundación de la Biblioteca Nacional, y el documento establecía una suscripción para que los ciudadanos del país realizaran donaciones de libros y otros documentos.
Un grupo de destacados ciudadanos y algunos frailes fueron encargados de hacer la recolección de donaciones y de organizar la biblioteca, que se ubicó en los salones del edificio que ocupaba la Real Universidad de San Felipe, en las actuales calles Agustinas entre Enrique Mac-Iver y San Antonio, donde hoy se encuentra el Teatro Municipal.
La tarea de recoger y catalogar los libros que los vecinos de Santiago y de otras ciudades comenzaron a donar fue interrumpida por la derrota patriota en el desastre de Rancagua en octubre de 1814, y los documentos y libros fueron decomisados por las autoridades españolas.
Un vez finalizada la Guerra de la Independencia con el triunfo definitivo de la armas nacionales, el nuevo gobierno chileno liderado por Bernardo O’Higgins, decretó el 4 de abril de 1817 la organización definitiva de la Biblioteca Nacional, nombrando como director a Manuel de Salas Corvalán que, apoyado por Camilo Henríquez como primer bibliotecario, organizó, catalogó e incrementó las colecciones de la institución, que se mantuvo en las instalaciones de la Universidad de San Felipe hasta 1823.
Al primer esfuerzo de reunir los ejemplares existentes en el territorio nacional, Manuel de Salas gestionó en 1818 que la imprenta del gobierno entregara a la biblioteca cuatro ejemplares de todo lo impreso y publicado por ella, además de solicitar a las imprentas de Santiago y el resto del país que enviaran copias de sus impresos de libros, diarios, revistas, archivos documentales y todo tipo de publicaciones realizadas. Este trabajo de recolección de impresos fue el origen de lo que posteriormente se denominó como Depósito Legal, y que se mantiene hasta el día de hoy.
Durante el resto del siglo XIX se reforzó el núcleo de su fondo bibliográfico a partir de la donación o adquisición de sus primeras colecciones.
Entre estas destacan la biblioteca y el archivo documental del propio Manuel de Salas, la biblioteca de los jesuitas, las bibliotecas de Juan y de Mariano Egaña, la Biblioteca Americana de Benjamín Vicuña Mackenna, con más de 1.500 volúmenes, la biblioteca personal de Claudio Gay, y la biblioteca de Andrés Bello. Posteriormente se adquirió las bibliotecas de Miguel Luis Amunátegui, Diego Barros Arana y la de José Toribio Medina.
A lo largo de su historia, la Biblioteca Nacional ocupó cinco distintos edificios y espacios. Iniciada en la antigua sede de la Universidad de San Felipe, fue trasladada al espacio que ocupó la Real Aduana, el mismo edificio que hoy ocupa el Museo Chileno de Arte Precolombino, entre las calles Bandera y Compañía, donde funcionó entre 1823 y 1834. Luego sería trasladada a un edificio construido especialmente para la biblioteca, ubicado entre las calles Bandera y Catedral, donde hoy se encuentran los jardines de la sede en Santiago del Congreso Nacional y que ocupó por más de treinta años, A fines del siglo XIX ocupó el Palacio del Real Tribunal del Consulado, el edificio que hoy ocupan los Tribunales de Justicia, donde se realizó el Cabildo de 1810.
El quinto y definitivo espacio que ocupó la Biblioteca Nacional es el actual edificio ubicado en la Alameda entre Miraflores y Enrique Mac-Iver, donde antes se encontraba el Convento de las Monjas Claras. En 1913, de cien años después la fundación, se decide demoler el convento y encargar el diseño del nuevo edificio al joven arquitecto Gustavo García Postigo. El edificio de líneas neoclásicas francesas fue el primero construido íntegramente en hormigón armado, con columnas de doble altura en la fachada y cúpulas metálicas.
Hace ya cien años la Biblioteca Nacional recibe la donación del erudito José Toribio Medina, consistente en la mayor colección de impresos hispano coloniales, unos 60.000 impresos, 1.668 manuscritos y 8.659 documentos transcritos, claves para historia de Chile y América Latina y que hasta hoy están disponibles al público en la sala que lleva su nombre. La importancia de esta colección se debe, sobre todo, al trabajo de recopilación bibliográfica y de fuentes históricas que ayudaron a la reconstrucción de la historia de Chile, específicamente la del período colonial. También en 1925 se crea el Archivo Nacional como institución independiente.
Se conmemora hoy un aniversario más y la misión de la Biblioteca Nacional sigue siendo la de recopilar, preservar y difundir los diversos materiales bibliográficos, impresos y en otros soportes, que forman parte de la memoria colectiva nacional, a fin de posibilitar el acceso a la información y al conocimiento contenido en sus colecciones, a todos los usuarios presenciales y remotos de la comunidad nacional e internacional que lo requieran.
En sus 212 años de historia, la Biblioteca Nacional ha ofrecido a la comunidad muy diversos servicios asociados a potenciar el conocimiento y a contribuir al rescate de la memoria colectiva. Hoy continúa su labor ofreciéndole a Chile y el resto del mundo todas las herramientas que permitan poner a su disposición las riquezas de sus colecciones.
Entre los servicios ofrecidos en la actualidad se encuentran las visitas guiadas para estudiantes e investigadores, la sección de Referencia y Bibliografía, el préstamo de libros a domicilio, las reproducciones digitales, nuestros salones de lectura para el estudio y mucho más.