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Día Nacional del Cuequero y la Cuequera – 4 de julio

¡Que suenen los panderos y las guitarras!

Hernán Raúl Núñez Oyarce, más conocido como Nano Nuñez, es el nombre de un maestro, uno de los más importantes e influyentes folcloristas nacionales. En su destacada trayectoria, fue compositor y fundador de Los Chileneros, emblemático grupo de cuecas que nace  en la década del ’60, conformado por Luis Hernán Araneda El Baucha, Raúl Lizama El Perico Chilenero, Eduardo Mesía El Chico Mesía y Carlos Navarro El Pollito.  Fue en 1967 cuando estos notables folcloristas se reúnen a grabar su exitoso primer disco Cueca centrina, seguido por La cueca brava (1968); Así fue la época de oro de la cueca chilenera (1973), Por los barrios bravos (1984), además de otros proyectos realizados junto a importantes referentes musicales. 

Estos Cantores, que se conocían de los barrios populares donde frecuentaban, trabajando y cantando, fueron parte de un movimiento que transformaría el ambiente sociocultural de la época y proyectaría la cueca urbana como fenómeno popular y festivo para las siguientes décadas.

En este ambiente, don Nano Nuñez destaca por su voz, su pandero y tañio. Sus versos narran las historias de sus barrios bravos,  vidas, amores y dolores, así como su visión sobre el oficio cuequero.  Sus memorias y composiciones fueron determinantes en el rescate y proyección de la cueca urbana, también conocida como centrina. Es por ello que en 1998, el Gobierno Regional Metropolitano declara el 4 de julio, en honor a su nacimiento, como el Día Nacional del Cuequero y la Cuequera. Desde entonces, se instaura esta fecha como una oportunidad para homenajear a don Nano y a los(as) cultores(as) que impulsaron la tradición cuequera, y para celebrar también, a los que sostienen cada día su identidad y diversidad de expresiones y estilos.

Cada 4 de julio se nos recuerda que la cueca es una tradición viva, que continúa creciendo gracias a nuevas generaciones que han abrazado este legado con respeto y compromiso. Que mantienen activos los viejos panderos, las guitarras, los cantos y poesías en cada punto de encuentro. Hoy la cueca se canta, se toca y baila, pero también se investiga, enseña,  improvisa y se transmite, aún, como en aquellos años, en la calle, en las plazas, en los hogares, y ahora también, en los talleres comunitarios, colegios, universidades y en los festivales a lo largo y ancho.

Porque cada encuentro es una oportunidad para honrar la historia y celebrar a quienes lo han hecho posible. Y porque la cueca está en la gente, que la canta, la baila y la hace propia.